ARTÍCULO ESPECIAL
Estudio sobre la prevalencia del dolor en pacientes hospitalizados en el servicio de neurocirugía de un hospital universitario terciario en Madrid
José Manuel Ortega Zufiría1, Mario Sierra Rodríguez2, Yaiza López Ramírez2, Jorge Bernal Piñeiro2,
Daniel Silva Mascaró2, Pedro Poveda Núñez3, Martin Tamarit Degenhardt3, Remedios López Serrano3
1. Jefe de Sección. Servicio de Neurocirugía. Hospital Universitario de Getafe. Madrid. España / 2. Médico Residente. Servicio de Neurocirugía. Hospital Universitario de Getafe. Madrid. España / 3. Facultativo Especialista de Área. Servicio de Neurocirugía. Hospital Universitario de Getafe. Madrid. España.
Correspondencia: José Manuel Ortega Zufiría / fuencarral108@hotmail.com
Resumen
Objetivos
Medida de prevalencia e intensidad del dolor agudo en pacientes hospitalizados en el Servicio de Neurocirugía de un hospital terciario, utilizando una escala verbal numérica, la Escala Visual Analógica (EVA) para su evaluación.
Material y métodos
Estudio observacional, transversal y prospectivo, para evaluar el dolor agudo. Se utiliza una EVA de 0 a 10, considerando 0 la ausencia de dolor, 1-2 (dolor leve), 3-5 (dolor moderado), 6-8 (dolor intenso) y 9-10 (dolor insoportable). Se incluyen todos los pacientes ingresados en planta durante noviembre de 2019 y se excluyen aquellos con limitaciones para entender o evaluar el dolor según la EVA.
Resultados
Del total de 120 pacientes ingresados en planta durante el periodo de estudio son excluidos 40 por no cumplir los criterios de inclusión. Se analizan 80 pacientes que presentan elevada prevalencia de dolor (76,61 %), con una puntuación media de 3,47 ± 0,78. De los que refieren dolor, en un 20 % es leve, un 40 % moderado y un 40 % intenso. Por patologías, los valores más elevados corresponden a postintervención. Los protocolos analgésicos del hospital se aplicaron en todos los casos y ningún paciente acudió a urgencias por dolor tras el alta hospitalaria. La principal limitación del estudio fue que no en todos los pacientes se recogió adecuadamente la puntuación EVA.
Conclusiones
La prevalencia de dolor en una planta de neurocirugía es elevada (76,61 %), con unas puntuaciones medias (3-4, dolor moderado) que requieren mejorar nuestras estrategias analgésicas y la medición del dolor. Las enfermedades malignas, de predominio intracraneal, se asociaron con mayor dolor.
Palabras clave: Dolor, neurocirugía, hospitalización, Escala Visual Analógica, protocolos clínicos.
ARTÍCULO COMPLETO
Introducción
El dolor intrahospitalario es uno de los principales motivos de malestar referido por el paciente y se asocia con un retraso en su recuperación y un aumento de la estancia hospitalaria (1). Además, la intensidad del dolor agudo postoperatorio aumenta el riesgo de desarrollar dolor persistente (2) y contribuye a la morbimortalidad posquirúrgica (3). Se ha demostrado, a su vez, que un correcto control del dolor ayuda a prevenir o disminuir complicaciones tales como problemas respiratorios o cardiovasculares (4). Por otro lado, entre el 5 % y el 50 % de los adultos que son ingresados en un servicio de neurocirugía desarrollan dolor persistente, lo que provoca un gran impacto negativo en la calidad de vida del paciente (5).
En este marco, el mal control del dolor agudo posquirúrgico a las 2 horas de una intervención se correlaciona con el dolor que sufre el paciente en su domicilio (6). Es más, la persistencia de dolor postoperatorio tras el alta es responsable de hasta el 9 % de los reingresos hospitalarios tras la cirugía e incrementa de forma significativa la frecuentación a urgencias (7).
En este sentido, nuestro hospital ha implementado un protocolo multidisciplinario de abordaje del dolor que sigue las directrices de la Joint Commission Accreditation of Healthcare Organizations (JCAHO) (8). Los objetivos de un “hospital sin dolor” se asocian a la consecución de los siguientes planes: 1) Plan de información sistematizada al paciente; 2) Plan de evaluación y registro sistematizado de la intensidad del dolor; 3) Plan de protocolización analgésica; 4) Plan de difusión del programa “hospital sin dolor”, y 5) Plan de evaluación de resultados.
El estudio del dolor puede ayudar a identificar factores de riesgo y factores protectores de cara a prevenir los problemas sociales y económicos asociados a la aparición del dolor crónico. En este sentido, la determinación de la influencia del cumplimiento de los protocolos para el dolor de nuestro hospital sobre el dolor intrahospitalario podría aportar datos que ayuden a mejorar su eficiencia en el futuro (9). Se han estudiado anteriormente la prevalencia y factores predictivos del dolor agudo postoperatorio en pacientes adultos.
Dado el impacto negativo que supone tanto en la calidad de vida del paciente como en el curso de su recuperación, así como el impacto económico que representa el dolor mal controlado para los sistemas de salud, es fundamental conocer su prevalencia en nuestro medio hospitalario y analizar ciertos factores implicados en su tratamiento como son el uso de analgésicos o la aplicación de protocolos para su manejo, en concreto en nuestro servicio (10). El objetivo principal de este estudio es medir la prevalencia del dolor agudo en pacientes hospitalizados en el Servicio de Neurocirugía, utilizando la Escala Visual Analógica del dolor (EVA). Asimismo, son objetivos el determinar la efectividad del cumplimiento de los protocolos para el manejo del dolor intrahospitalario y describir la influencia de las diferentes variables estudiadas en el control del dolor en pacientes neuroquirúrgicos.
MATERIAL Y MÉTODOS
Se trata de un estudio observacional, transversal y prospectivo, aprobado por el Comité de Ética de la Investigación y el Comité de Viabilidad de nuestro hospital (A11/19, de fecha 31 de octubre de 2019). La población de estudio son todos los pacientes que cumplan los criterios de inclusión y ninguno de exclusión que estén ingresados en el Servicio de Neurocirugía de nuestro hospital durante el mes de noviembre de 2019.
Los criterios de inclusión han sido: a) pacientes mayores de 18 años, b) pacientes ingresados en Neurocirugía durante el mes de noviembre de 2019, c) ingreso hospitalario igual o superior a 24 horas.
Los criterios de exclusión han sido: a) deterioro cognitivo u otra condición que impida usar la EVA correctamente (sedación o necesidad de intubación postoperatoria durante los periodos de recogida de variables) y b) patología psiquiátrica grave.
En el momento del ingreso se han recogido datos demográficos, tipo de patología neuroquirúrgica y valores basales de dolor evaluados según EVA de 0 a 10, considerando 0 la ausencia de dolor, 1-2 (dolor leve), 3-5 (dolor moderado), 6-8 (dolor intenso) y 9-10 (dolor insoportable). La evaluación era diaria por la mañana y antes de cualquier procedimiento potencialmente doloroso (Tabla I).
Durante el periodo perioperatorio se han recogido diversas variables quirúrgicas, como son el tipo de cirugía, urgente o programada, si es primera intervención o reintervención, la localización de la misma (cabeza, columna cervical o columna lumbar), el uso de material protésico o la implantación de drenajes.
Durante la estancia hospitalaria se ha medido la EVA diariamente, antes y después de procesos potencialmente dolorosos, para determinar la prevalencia del dolor. Se ha estudiado la utilización de protocolos para el manejo de dolor postoperatorio (Tabla II).
Durante el ingreso en planta se aplican los protocolos en función del dolor esperado y se modifican las pautas analgésicas en función de las puntuaciones de dolor en la EVA. Asimismo, tras el alta hospitalaria, a los 30 días se realiza un análisis de la incidencia de frecuentación a urgencias (número de visitas y causas) y reingresos (causa de los mismos).
El tamaño de la muestra ha venido determinado por la decisión del Comité de Ética de nuestro hospital de limitar el estudio a 1 mes, y para el análisis estadístico se han utilizado los parámetros descriptivos más frecuentes (medias, modas, medianas, desviaciones estándar y otros) y la prueba de Chi cuadrado, estableciendo una significación estadística con una p<0,05, con el objetivo de:
1) Determinar la prevalencia del dolor mediante la escala EVA y estudiar la influencia de las diferentes variables recogidas en la intensidad del dolor.
2) Determinar el grado de cumplimiento de los protocolos y las variables asociadas al incumplimiento.
3) Evaluar la influencia del incumplimiento de los protocolos sobre la intensidad del dolor mediante la escala EVA.
4) Determinar la influencia del dolor intenso (EVA) durante el ingreso en la frecuentación a urgencias y reingresos.
5) Determinar la influencia del incumplimiento de los protocolos en la frecuentación a urgencias y reingresos.
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Introducción
El dolor intrahospitalario es uno de los principales motivos de malestar referido por el paciente y se asocia con un retraso en su recuperación y un aumento de la estancia hospitalaria (1). Además, la intensidad del dolor agudo postoperatorio aumenta el riesgo de desarrollar dolor persistente (2) y contribuye a la morbimortalidad posquirúrgica (3). Se ha demostrado, a su vez, que un correcto control del dolor ayuda a prevenir o disminuir complicaciones tales como problemas respiratorios o cardiovasculares (4). Por otro lado, entre el 5 % y el 50 % de los adultos que son ingresados en un servicio de neurocirugía desarrollan dolor persistente, lo que provoca un gran impacto negativo en la calidad de vida del paciente (5).
En este marco, el mal control del dolor agudo posquirúrgico a las 2 horas de una intervención se correlaciona con el dolor que sufre el paciente en su domicilio (6). Es más, la persistencia de dolor postoperatorio tras el alta es responsable de hasta el 9 % de los reingresos hospitalarios tras la cirugía e incrementa de forma significativa la frecuentación a urgencias (7).
En este sentido, nuestro hospital ha implementado un protocolo multidisciplinario de abordaje del dolor que sigue las directrices de la Joint Commission Accreditation of Healthcare Organizations (JCAHO) (8). Los objetivos de un “hospital sin dolor” se asocian a la consecución de los siguientes planes: 1) Plan de información sistematizada al paciente; 2) Plan de evaluación y registro sistematizado de la intensidad del dolor; 3) Plan de protocolización analgésica; 4) Plan de difusión del programa “hospital sin dolor”, y 5) Plan de evaluación de resultados.
El estudio del dolor puede ayudar a identificar factores de riesgo y factores protectores de cara a prevenir los problemas sociales y económicos asociados a la aparición del dolor crónico. En este sentido, la determinación de la influencia del cumplimiento de los protocolos para el dolor de nuestro hospital sobre el dolor intrahospitalario podría aportar datos que ayuden a mejorar su eficiencia en el futuro (9). Se han estudiado anteriormente la prevalencia y factores predictivos del dolor agudo postoperatorio en pacientes adultos.
Dado el impacto negativo que supone tanto en la calidad de vida del paciente como en el curso de su recuperación, así como el impacto económico que representa el dolor mal controlado para los sistemas de salud, es fundamental conocer su prevalencia en nuestro medio hospitalario y analizar ciertos factores implicados en su tratamiento como son el uso de analgésicos o la aplicación de protocolos para su manejo, en concreto en nuestro servicio (10). El objetivo principal de este estudio es medir la prevalencia del dolor agudo en pacientes hospitalizados en el Servicio de Neurocirugía, utilizando la Escala Visual Analógica del dolor (EVA). Asimismo, son objetivos el determinar la efectividad del cumplimiento de los protocolos para el manejo del dolor intrahospitalario y describir la influencia de las diferentes variables estudiadas en el control del dolor en pacientes neuroquirúrgicos.
Material y métodos
Se trata de un estudio observacional, transversal y prospectivo, aprobado por el Comité de Ética de la Investigación y el Comité de Viabilidad de nuestro hospital (A11/19, de fecha 31 de octubre de 2019). La población de estudio son todos los pacientes que cumplan los criterios de inclusión y ninguno de exclusión que estén ingresados en el Servicio de Neurocirugía de nuestro hospital durante el mes de noviembre de 2019.
Los criterios de inclusión han sido: a) pacientes mayores de 18 años, b) pacientes ingresados en Neurocirugía durante el mes de noviembre de 2019, c) ingreso hospitalario igual o superior a 24 horas.
Los criterios de exclusión han sido: a) deterioro cognitivo u otra condición que impida usar la EVA correctamente (sedación o necesidad de intubación postoperatoria durante los periodos de recogida de variables) y b) patología psiquiátrica grave.
En el momento del ingreso se han recogido datos demográficos, tipo de patología neuroquirúrgica y valores basales de dolor evaluados según EVA de 0 a 10, considerando 0 la ausencia de dolor, 1-2 (dolor leve), 3-5 (dolor moderado), 6-8 (dolor intenso) y 9-10 (dolor insoportable). La evaluación era diaria por la mañana y antes de cualquier procedimiento potencialmente doloroso (Tabla I).
Durante el periodo perioperatorio se han recogido diversas variables quirúrgicas, como son el tipo de cirugía, urgente o programada, si es primera intervención o reintervención, la localización de la misma (cabeza, columna cervical o columna lumbar), el uso de material protésico o la implantación de drenajes.
Durante la estancia hospitalaria se ha medido la EVA diariamente, antes y después de procesos potencialmente dolorosos, para determinar la prevalencia del dolor. Se ha estudiado la utilización de protocolos para el manejo de dolor postoperatorio (Tabla II).
Durante el ingreso en planta se aplican los protocolos en función del dolor esperado y se modifican las pautas analgésicas en función de las puntuaciones de dolor en la EVA. Asimismo, tras el alta hospitalaria, a los 30 días se realiza un análisis de la incidencia de frecuentación a urgencias (número de visitas y causas) y reingresos (causa de los mismos).
El tamaño de la muestra ha venido determinado por la decisión del Comité de Ética de nuestro hospital de limitar el estudio a 1 mes, y para el análisis estadístico se han utilizado los parámetros descriptivos más frecuentes (medias, modas, medianas, desviaciones estándar y otros) y la prueba de Chi cuadrado, estableciendo una significación estadística con una p<0,05, con el objetivo de:
1) Determinar la prevalencia del dolor mediante la escala EVA y estudiar la influencia de las diferentes variables recogidas en la intensidad del dolor.
2) Determinar el grado de cumplimiento de los protocolos y las variables asociadas al incumplimiento.
3) Evaluar la influencia del incumplimiento de los protocolos sobre la intensidad del dolor mediante la escala EVA.
4) Determinar la influencia del dolor intenso (EVA) durante el ingreso en la frecuentación a urgencias y reingresos.
5) Determinar la influencia del incumplimiento de los protocolos en la frecuentación a urgencias y reingresos.
Fig. 5: Accabo. Ostios et alicid magnimusa inci di quae vent ut resciatas doluptatem remolor esequas Cabo.
GRÁFICO FICTICIO