El ácido hialurónico (AH) desempeña un papel importante en el tratamiento de la artrosis. Varios son los mecanismos por los que actúa: modula los procesos inflamatorios y catabólicos dentro de la articulación, reduce los marcadores y el estrés oxidativo en el líquido sinovial (lo que contribuye a disminuir la inflamación) y frena la apoptosis en los condrocitos (1).
A pesar de sus propiedades, existe todavía una gran controversia en cuanto a su uso y las distintas sociedades médicas tienen posturas contrapuestas a este respecto, lo que se refleja en sus guías clínicas.
Varios metanálisis y revisiones sistemáticas han evaluado la efectividad de las inyecciones de AH. Un metanálisis de 2011 incluido en las pautas de la Sociedad Internacional de Investigación de Osteoartritis encontró una reducción pequeña pero estadísticamente significativa en el dolor de artrosis de rodilla (AR) en la semana 4, con un efecto máximo en la semana 8 y beneficios residuales hasta 24 semanas (2). Sin embargo, un metanálisis de 2012 informó de un efecto pequeño en el alivio del dolor cuando se consideraron estudios más grandes y adecuadamente ciegos.
La Sociedad Americana de Medicina Deportiva ha recomendado el AH para pacientes seleccionados con AR, señalando que puede tener efectos beneficiosos sobre el dolor en la semana 12 y más allá, y un perfil de seguridad a largo plazo más favorable en comparación con la inyección de los corticosteroides intrarticulares repetidos. Además, las pautas de la Sociedad Estadounidense del Dolor y la Neurociencia sugieren que las inyecciones de AH pueden mejorar el dolor y la función, aunque no hay consenso sobre la cantidad óptima de inyecciones o la superioridad de las diferentes formulaciones (3).
En el otro extremo se pronuncia la Sociedad Americana de Cirujanos Ortopédicos, cuyas guías clínicas no recomiendan el AH para el tratamiento sistemático de la AR. Indican que la evidencia no respalda el uso sistemático de este en pacientes con enfermedad sintomática y brindan una recomendación moderada en contra de su uso (4). En esa misma línea se sitúa la Sociedad Americana de Reumatología/Fundación de la Artritis que también recomienda no usar inyecciones de AH para la AR, citando una evidencia limitada de beneficio y daño potencial (5). Sugieren que las inyecciones de AH pueden considerarse en el contexto de la toma de decisiones compartida cuando otros tratamientos han fallado, pero enfatizan la evidencia limitada que respalda su eficacia (6).
Por último, remarcar el consenso de la Sociedad Internacional de Investigación de la Osteoartritis, que aconseja las inyecciones de AH para la AR pero de una forma condicionada, señalando beneficios potenciales en el alivio del dolor y un perfil de seguridad favorable en comparación con los corticosteroides, aunque la evidencia es mixta (7).
En conclusión, las inyecciones de AH pueden considerarse una buena opción para el alivio sintomático de la AR, en particular en pacientes que no han respondido adecuadamente a otros tratamientos. La decisión de utilizar AH debe ser individualizada, teniendo en cuenta los factores y preferencias específicos del paciente. La evidencia que existe al respecto es contradictoria y si bien algunas sociedades aconsejan su uso, otras están en contra de esta decisión. La selección de los pacientes que pueden beneficiarse debe ser muy cuidadosa, teniendo en cuenta factores multifactoriales y en el contexto de una toma de decisiones compartida.
BIBLIOGRAFÍA
1. Wang CC, Wang CT, Chou WC, Kao CL, Tsai KL. Hyaluronic acid injection reduces inflammatory and apoptotic markers through modulation of AKT by repressing the oxidative status of neutrophils from osteoarthritic synovial fluid. Int J Biol Macromol. 2020;165(Pt B):2765-72. DOI: 10.1016/j.ijbiomac.2020.10.154.
2. Altman RD, Manjoo A, Fierlinger A, Niazi F, Nicholls M. The mechanism of action for hyaluronic acid treatment in the osteoarthritic knee: a systematic review. BMC Musculoskelet Disord. 2015;16:321. DOI: 10.1186/s12891-015-0775-z.
3. Hunter CW, Deer TR, Jones MR, Chang Chien GC, D’Souza RS, Davis T, et al. Consensus Guidelines on Interventional Therapies for Knee Pain (STEP Guidelines) from the American Society of Pain and Neuroscience. J Pain Res. 2022;15:2683-745. DOI: 10.2147/JPR.S370469.
4. Brophy RH, Fillingham YA. AAOS Clinical Practice Guideline Summary: Management of Osteoarthritis of the Knee (Nonarthroplasty), Third Edition. J Am Acad Orthop Surg. 2022;30(9):e721-e729. DOI: 10.5435/JAAOS-D-21-01233.
5. Kolasinski SL, Neogi T, Hochberg MC, Oatis C, Guyatt G, Block J, et al. 2019 American College of Rheumatology/Arthritis Foundation Guideline for the Management of Osteoarthritis of the Hand, Hip, and Knee. Arthritis Care Res (Hoboken). 2020;72(2):149-62. DOI: 10.1002/acr.24131.
6. Vangsness CT Jr, Adamson TC 3rd, Daley MJ. Consequences on Private Insurance Coverage: The AAOS Clinical Practice Guidelines and Hyaluronic Acid Injections. J Bone Joint Surg Am. 2020;102(10):920-6. DOI: 10.2106/JBJS.19.00272.
7. Vangsness CT Jr, Adamson TC 3rd, Daley MJ. Consequences on Private Insurance Coverage: The AAOS Clinical Practice Guidelines and Hyaluronic Acid Injections. J Bone Joint Surg Am. 2020;102(10):920-6. DOI: 10.2106/JBJS.19.00272.